Mesías de
Dune
► «Scytale —dijo finalmente
Irulan—, se dice que vosotros los tleilaxu tenéis un extraño código de honor:
vuestras víctimas deben tener siempre medios para escapar.
—Lo
único que tienen que hacer es hallarlos —admitió Scytale».
► «Una criatura que ha gastado
su vida en crear una particular representación de sí misma morirá antes que
convertirse en la antítesis de tal representación».
► «Los Fremen son civilizados,
educados e ignorantes —dijo Scytale—. No son locos. Están entrenados para
creer, no para saber. Las creencias pueden ser manipuladas. Tan sólo el
conocimiento es peligroso».
► «Nunca he deseado ser un dios —pensó—.
Sólo deseaba desaparecer como desaparece una gota de rocío en la mañana.
Deseaba escapar tanto de los ángeles como de los condenados... solo... como un
pensamiento olvidado».
► «Me gustaría tan sólo girarme
y decir: “¡Mirad! ¡Ésta es una existencia que no ha podido retenerme! ¡Vedlo!
¡Desaparezco! Las convenciones humanas no podrán atraparme de nuevo. ¡Renuncio
a mi religión! ¡Este glorioso instante es sólo mío! ¡Soy libre!”
¡Sólo
palabras vacías!».
► «Los imperios no sufren de
falta de finalidad en el momento de su creación. Es luego cuando se produce
ésta, cuando ya están establecidos y sus objetivos iniciales son olvidados y reemplazados
por vagos rituales».
► «La intrincada expresión de
los legalismos se desarrolla en torno a la necesidad de ocultarnos a nosotros
mismos la violencia que empleamos hacia los demás. Entre el privarle a un
hombre de una hora de su vida y privarle de su vida existe tan sólo una
diferencia de magnitud. En ambos casos usamos la violencia contra él,
consumimos su energía. Elaborados eufemismos pueden disimular nuestra intención
de matar, pero tras todo uso de poder contra otro, la última premisa es la
misma: “Me alimento de vuestra energía”».
► «—Si la gente tan sólo
conociera tu amor...
—Uno no
puede edificar la política sobre el amor —dijo—. Las gentes no se sienten
interesadas por el amor; es demasiado desordenado. Prefieren el despotismo.
Demasiada libertad engendra el caos. No podemos aceptar esto, ¿comprendes? ¿Y
cómo puede uno conjugar el despotismo con el amor?
—¡Tú no
eres un déspota! —protestó ella, anudando su pañuelo—. Tus leyes son justas.
—Ahh,
leyes —dijo él. Cruzó hacia la ventana, apartó los cortinajes y miró hacia
fuera—. ¿Qué es la ley? ¿Control? La ley filtra el caos y deja pasar... ¿qué?
¿La serenidad? La ley... nuestro mayor ideal y nuestra naturaleza básica. No
mires la ley desde demasiado cerca. Si lo haces, descubrirás interpretaciones
racionalizadas, la casuística legal, los precedentes de la conveniencia.
Encontrarás la serenidad, que es tan sólo otra palabra para describir muerte».
► «¡Qué fácil era confundir un
razonamiento claro tomándolo por un razonamiento correcto».
► «Había una cierta elegancia en
morir sin dejar ninguna huella... ningún rastro, nada, y con todo un planeta
como tumba».
► «¿Cómo? ¿Negar mi propio
oráculo? ¿Cómo podría hacerlo cuando lo he visto ocurrir cientos y cientos de
veces? La gente llama a esto un poder, un don. ¡Es una aflicción! ¡No me va a
permitir abandonar mi vida donde la encontré!».
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